sábado, 7 de noviembre de 2009


Su mejor amiga le pasó el mail de un chico para que lo agregara al Messenger. Dijo qe le iba a encantar, y asi fue. Ella se pasaba horas chateando con él y revisando una y otra vez los álbumes de fotos que tenía en el Facebook. A ella le parecía muy lindo, tenía su misma edad y él le escribía cosas divinas. Hasta prefería quedarse conversando con él antes que salir con sus amigas y, si se juntaba en alguna casa, pedía que dejen la computadora encendida para ver si se conectaba. A ella le daba miedo conocerlo personalmente, aunque lo consideraba necesario, y por otro lado, hay una pregunta que le estaba quemando la cabeza y a la que le era difícil encontrarle una respuesta : '¿Estoy enamorada?'. Asi pasaron los meses, hasta que se dio cuenta que las relaciones amorosas por internet no pueden ser más que amor platónico si no se dan a conocer. A través de la pantalla se puede enamorar y desenamorar con facilidad, ya que no hay contacto y no se puede percibir gestos. Ella entendió que no estaba enamorada de él, si no que de la situación ya que esa relación se basaba en la fantasía y la imaginación. Gracias al teclado pensaba en cada palabra que escribía y le decía cosas qe ella jamás diría personalmente. Pero en la vida real, las cosas son diferentes.

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